
Luces tenues, música trance a todo volumen, humo que hace perder las siluetas y un pecado capital, coctel que se logra mezclando whisky, ginebra, Brandy y amaretto, dan inicio a una noche diferente.
En el ambiente se respira un aire de rumba fuera de lo acostumbrado. Son las 9:30 de la noche y las espectadoras se apresuran a buscar una buena ubicación en primera fila.
Un cumpleaños, una despedida de soltera, un divorcio y las ganas de pasar un momento fuera de serie se convierten en excusa perfecta para disfrutar de un espectáculo pensado únicamente para mujeres.
Cuando las manecillas del reloj marcan las 11 de la noche, el tiempo se parte en dos. La realidad y la fantasía se fusionan en un mismo escenario.
Por entre el humo, tres jóvenes vestidos de Policía, vaquero y militar se asoman al escenario y dan rienda suelta a la imaginación de un grupo heterogéneo de mujeres que va de los 18 a los 60 años.
Las luces se apagan, la música es más intensa, los movimientos sugestivos y sensuales de estos expertos bailarines hacen que los rostros de quienes van por primera vez a ver un strip tease palidezcan o se suban de colores.
Poco a poco las prendas comienzan a volar. Los cuerpos musculosos y definidos de los strippers quedan a la vista. Hay gritos ensordecedores, risas nerviosas.
En el piso han quedado camisa, chaleco, sombrero, gafas y pantalones. La timidez desaparece y muchas se arriesgan a tocar a los bailarines, a untarles aceite en sus cuerpos. Una joven se lanza al escenario y se cuelga del cuello del joven que antes lucía traje de vaquero.
EL STRIPPER ES MODA
Su aspiración es sorprender cada día a las espectadoras que cada noche esperan con ansias las la noche, momentoen el que se anuncia el destape.
